Entrevista a Romina Olivero

Entrevista a Romina Olivero




Romina Olivero. Bahía Blanca 1979. Reside en Neuquén Capital. Profesora en Letras por la Universidad Nacional del Comahue. Trabaja actualmente como coordinadora en talleres de lecturas y escrituras creativas en diferentes ámbitos. 

Publicaciones: Creer o Reventar (junto a la poeta Carina Medina) editorial el suri porfiado, Buenos Aires 2013. Acá es Así editorial el suri porfiado, Buenos Aires, 2016. dorado en sus puntas, editorial la cebolla de vidrio, Neuquén 2019. dorado en sus puntas (versión expandida), Editorial de la Grieta, San Martín de los Andes, 2020. Ya vinieron las olas fuertes,tanta ceniza editora, Neuquén 2021. Vaivén del agua, tanta ceniza editora, Neuquén 2022. 

 

Participaciones comunales: 

Estación Limay Editorial 4 de Copas 2017, Paz Ya, editorial la cebolla de vidrio, 2017, Poesía argentina, modelo para armar: 62 voces de la poesía argentina actual sitio web México 2017, Poetas de Neuquén, ediciones Desmesura, Bariloche, 2018, “Martes Verde/Edición Federal - #poetasporelderechoalabortolegal, Buenos Aires, 2020, Camelia, mujeres que toman té (antología poetas americanas),tanta ceniza editora, 2021, Paisajes del interior, editorial Isla Negra Editores, Puerto Rico, 2021, Paisajes de la infancia – Poesía dominguera – Volumen 1 - Ediciones archipiélago, colección cartografías, Rio Cuarto, Córdoba, 2021; Teknopoética – enjambre sonoro de experimentación poética desde el fragmento con Cali Duarte y Silvia Mellado – IG: @teknopoetica 


 

 

1- ¿Cómo llego la poesía, recordás algo de ese primer poema acunado por tus manos? 

 

Pocos libros en la casa, me criaron en los 80, si hacemos cuentas históricas se deduce fácilmente que la circulación de bibliografías no estaba al alcance y provocaba miedos aún. Después del 83 empezaron a transitar los hogares con alguna incipiente soltura, las enciclopedias tomaron una delantera sorprendente (o no tanto) Parecía que cada casa debía tener una, un mandato extraño/ muy en el canal de los nuevos consumos que la dictadura había esparcido; ahí estaba el conocimiento, en la definición “objetiva”. Me recuerdo de niña mirando uno de los tomos de Espasa Calpe en el que se presentaba una imagen con los trajes típicos de los diferentes países de américa. Jugaba, les hacía interactuar señalando con mis dedos sobre la hoja, armaba inventarios, carreras, listas de favoritos. Creo que eso es leer. 

Lo primero que llegó en forma de poesía a mis manos fue el Romancero Gitano de Federico García Lorca, que mi abuela tenía en un revistero al lado de un cenicero de pie. Lo miré incansablemente, me gustaba su forma, y cuando aprendí a leer palabras, corrí a su encuentro. Siento que me estuvo esperando pacientemente. Lo sigo leyendo hoy. 

 

2- ¿Dicen que leer es viajar con que autores iniciaste el viaje? 

 

Mi viaje de leer tiene que ver con la admiración hacia la gente que lee, hasta el día de hoy sigo leyendo crítica literaria (que no es otra cosa que lecturas sobre textos). En la escuela secundaria viví un soslayo incandescente con las formas de leer de la Prof. Marité Corbera: ella preparó mi mochila de viaje. Cuando cursaba la carrera de Letras hice mi primer taller literario, estaba a cargo de Raúl Mansilla y Macky Corbalán, imagínate que de un mismo saque quedé enamorada para siempre de la práctica de taller, de la invención y de escuchar poesía en voz alta. La dimensión de viaje quedó explotada, ya ni sabía para dónde iba, perdida la brújula comenzó un vagabundeo fabuloso. 

 

3- ¿Que le dice Romina a la poeta cuando está labrando un poema? 

 

¿no será demasiado largo ese verso? ¿regué las plantas ayer? ¿bajé la llave de gas? 

 

4- ¿Romina pensás que los poetas deberíamos rever la forma de llegar a los lectores? 

 

No creo, está lindo que cada cual haga lo que le parece. Las personas leyentes somos un bicho inescrutable, es muy difícil saber en qué momento una lectura se va a hacer lugar ahí. Hay poetas que leen muy hermosamente sus textos en voz alta (¿preferencia por el oído? No sé), otrxs no tanto, pero sus versos no pierden potencia en ello, también está el formato digital que sugirió nuevas circulaciones y hasta formas en las escrituras. 


5- ¿Cómo es llevar adelante un taller literario, es una forma de retroalimentar tu escritura? 

 

La experiencia taller me encanta, hay una historia muy interesante del taller y sus modos en este país. La potencia creativa se vuelve una pulsión conjunta de los grupos y se expande de formas inesperadas.  Mi trabajo tiene que ver con estudiar sobre este asunto, imaginar talleres, organizarlos, coordinarlos. Tengo suerte y siempre estoy rodeada de gente genial de la que voy aprendiendo. Ahora estoy muy enfocada en el taller de lecturas, pareciera que debería ser una escritura el “producto” de un taller. Bueno, me dan ganas de discutir con eso desde la premisa de que leer es en sí una praxis compleja, leer es hacer. En el taller que estoy coordinando en Malapalabra leemos a partir de algunos ejes y conversamos. También imaginamos más dispositivos de lectura para seguir la rosca resonante. 

 

6- ¿También estás trabajando con la literatura para niños? 

 

No mucho, surgió un libro con dos poemas que escribimos con mi sobrino Eugenio y que fue publicado por tanta ceniza editora en el 2021, se llama Ya vinieron las olas fuertes. Esa fue una experiencia de escritura entrañable, Eugenio estaba aprendiendo a escribir/leer palabras y permitió que me asome en sus descubrimientos. Imaginamos muchas cosas divertidas, las escribimos, las leímos, nos reímos mucho (yo creo que nos daba alegría la potencia de la palabra que no necesariamente necesita explicar, pero no lo hablé con él, así que no sé bien) Después Aixa Rava leyó nuestros versos y armó un libro bellísimo. Acá te dejo el book trailer: www.youtube.com/watch?v=YK8hYIec1c8 

 

7- ¿Cuándo decís este es un libro terminado? 

 

Es algo engañoso, porque es bastante sensitivo más que racional, entonces a veces no estaba listo y lo largaste y después se sigue ensanchando o corrigiendo y/o repensando. También me pasa que me persigue el tono del que me quiero despegar, y aparecen poemas deudores de un poemario ya cerrado. 

 

8- ¿Que queda en tu poesía de Bahía Blanca, y que les dio Neuquén a tus palabras? 

 

 En Bahía nací y me crie en Nqn, pero estuve viajando sin parar todos los años por motivos afectivos hasta 2018, no desapegué de aquello. No lo sé bien, podría ser algo referente a la intermitencia. 

 

9- ¿Algún poeta, narrador, dramaturgo o músico del sur que digas tienen que leerlo o escucharlo? 

 

Macky y Mansilla, pero no sólo por los motivos afectivos que seguro presentís de mi respuesta anterior, por muchodetodomás. Y me explota la cabeza escuchar a las cantoras de Varvarco, siento ahí implicancias en el orden de lo místico, no entiendo nada de lo que hacen, pero entro en trance de fascinación y perplejidad cuando las escucho. 

  

10- ¿Qué viaje soñas para tus libros, para tu poesía? 

 

Me entero a veces en que aventuras se fueron metiendo los poemas gracias a comentarios o mensajes amorosos que me llegan de vez en cuando. Debo reconocer que les deseo descansos de biblioteca, que estén acompañados de otros materiales y se contagien los versos. También me ilusiona pensar que alguien podría meter un libro mío en un bolso y subirse a un tren, ir al rio, pasear por el bosque. Les deseo a mis libros que sus leyentes le pongan hojitas o flores que encontraron por ahí, o que guarden el secreto de una carta, un boleto o algún talismán. 

 



11- ¿Me regalas tres poemas? 

 

 

Patagonia, año 3015 

 

un vértigo de aire pesado silba furioso 

despeinando la lana entumecida 

 

vuelan los pocos grillos que quedaron vivos 

 del tiempo del sol 

 

una oveja gira su cabeza 

                         360 grados 

 

(la deben estar reiniciando) 

 

                                                                    (de Acá es Así, el suri porfiado, Buenos Aires, 2016) 

 

 

 

habría que conseguir una soledad     que de tan hermosa 

        se diga especia              se diga pauta 

se diga      instalaciones del frío 

y que esta arteria ya no mueva su arruga en suavidades de domingo plano 

ni retome la tarea de olvidar esos ríos ansiedades de octubre 

 

¿pensaste en octubre? 

pensaste mi rostro y soplaste una espina dulce 

pluma pequeña de estar presente 

la dejaste reposar en mi esqueleto mientras lloraba dudando del centro del miedo 

                                                                                                                              y tu ausencia 
saber cayado este tiempo de serenatas mudas      tiene rabias insulsas 

entraña abierta hacia el interior del sueño 

marañas del aire que espeso aguarda detrás del olfato 

                                      

no es tan hermosa esta soledad ausente 

me grita tu nombre en el cuerpo 

la piel reclama aquel puesto entre la comodidad y el deseo 

tener una soledad hermosa guarda dorado el enojo 

lo cubre estrellita opaca del cielo néctar 

 

agarrarse con firmeza de los cimientos de aquel centro ciego       diapositiva sepia 

y parir de una vez 

una soledad hermosa 

  

(de “dorado en sus puntas”, Editorial de la Grieta, San Martín de los Andes, 2020.) 

 

 

llevamos restos de aurora en el caparazón 

pensamos que alcanzaría 

ya ni la luna se vuelve rosada una vez por año 

 

en retiro observamos las risas niñas de la siesta 

el tamaño de este olvido profuso 

cuarzos en la garganta del horror cotidiano 

tapiz de hielo y espanto 

en las calles vacías del hambre despierta 

 

no gana una palabra ni dos 

cuando gritan los estómagos 

no espanta la miseria en cuchillo casero 

ni expedientes dormidos abultajes de la desidia 

 

llevamos restos de aurora en el caparazón 

pero nunca alcanzan 

resbalan los líquidos espesos de la duda 

el aire no es suficiente para todos 

 

y el agua 

se acabó 

 

 

(de Vaivén del agua, Tanta ceniza Editora, NQN 2022) 

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